En Cabo Rojo este año no fue ni “todo está mal” ni “aquí todo está perfecto”.
Pasaron cosas buenas que casi nadie celebra.
Y siguen pasando cosas vergonzosas que muchos quieren esconder o maquillar.
Este resumen no es para hacer campaña.
Es para que cualquier persona —residente, turista o cabrojeño en la diáspora— pueda decir con calma:
Esto sí mejoró.
Esto sigue siendo una falta de respeto.
Y aquí es donde tenemos que meter presión en el 2026.
1. Tres cosas que sí mejoraron en Cabo Rojo
1.1 Balneario de Boquerón: menos abandono, más familia
El Balneario de Boquerón dejó de ser solo un recuerdo bonito de “cuando estaba bueno”.
Durante este año se vieron mejoras claras:
- Reparación de baños y duchas.
- Áreas recreativas nuevas: canchas, zonas de juego para niños, más ambiente familiar.
¿Resultado?
- Las familias se sienten más tranquilas.
- Los turistas se quedan más tiempo.
- Los comerciantes reportan mejores ventas porque la gente se siente cómoda y segura, no “tirada a su suerte”.
No es perfecto.
Pero es una señal importante: cuando se invierte de verdad en un lugar público, el pueblo responde y lo usa.
1.2 Marina Puerto Real: de “parking de botes” a base náutica real
Marina Puerto Real se está convirtiendo en lo que siempre debió ser:
Una base náutica organizada, segura y con vida alrededor.
Este año se consolidó como:
- Punto de salida y llegada para botes y lanchas.
- Zona con alojamiento (Airbnbs cercanos).
- Espacio para comer y compartir (restaurantes como Antares, Bodega 308 y otros).
- Lugar donde se pueden tener experiencias marítimas: kayaks, paddle, música, actividades.
Dejó de ser solo el lugar donde “guardo el bote”
y se está volviendo un mini-destino turístico completo.
Eso trae:
- Un visitante que respeta más el lugar.
- Un consumo más estable para los negocios.
- Una imagen del pueblo más seria y organizada.
1.3 Complejo Deportivo: vida afuera del Coliseo cerrado
El Coliseo Rebekah Colberg sigue cerrado. De eso hablamos más adelante.
Pero afuera pasó algo importante este año:
- Se instalaron cachas de tennis.
- Personas mayores caminan por las tardes.
- Jóvenes entrenan y usan el espacio como punto de encuentro.
El mensaje es sencillo: Cuando se le da al pueblo un espacio digno, el pueblo lo usa.
Aunque el Coliseo esté inoperante, el área exterior se ha convertido en un pulmón de salud y movimiento.
Eso vale, y hay que defenderlo.
2. Tres cosas que siguen mal… o empeoraron
Aquí no hay maquillaje.
Son temas que afectan la vida diaria y el bolsillo de todos.
2.1 La crisis eléctrica: de mal a peor
El sistema eléctrico no solo sigue mal.
Se está deteriorando activamente.
En palabras sencillas:
- La red se degrada año tras año.
- Pasamos de apagones “accidentales” a apagones intencionales porque la generación no da abasto.
- Ya se habla de que en verano “van a tumbar la luz todos los días” como si fuera algo normal.
¿Qué significa para ti?
- Neveras sufriendo, comida dañada.
- Equipos electrónicos quemados.
- Negocios que no pueden operar con estabilidad.
- Más gasto en plantas, gasolina, baterías, placas.
Puerto Rico parece país “de primer mundo” cuando ves las fotos en redes… pero tiene un sistema eléctrico que se comporta como el de un país pobre.
Y eso lo pagamos todos, en dinero y en salud mental.
2.2 Esencia, el agua y la basura: una bomba de tiempo
El Proyecto Esencia se vende como progreso y lujo.
Pero hay preguntas básicas que nadie debe dejar pasar:
- Cabo Rojo es zona seca.
- Ya hemos tenido racionamientos y problemas de agua.
- El vertedero municipal está casi lleno y con orden de cierre pendiente.
Entonces, la pregunta es simple:
¿De dónde va a salir el agua para hoteles, campos de golf y piscinas… si ya hoy el agua no da abasto para residentes y agricultores?
Y otra igual de importante:
¿A qué vertedero va a ir toda la basura nueva… si el actual ya casi no puede con lo que tenemos?
Sin agua y sin un plan serio para la basura:
- No es desarrollo.
- No es turismo responsable.
- No es progreso.
Es jugar con el futuro del pueblo como si fuera un experimento.
2.3 Faro y Coliseo: patrimonios a medias, promesas completas
Dos símbolos grandes del pueblo siguen en la misma novela:
Coliseo Rebekah Colberg
- Más de 3,000 días cerrado desde el huracán María.
- Millones de dólares en actividad económica perdida.
- En papeles se habla de “modernización”, pero en la práctica sigue inoperante.
Ese coliseo debería estar:
- Recibiendo torneos.
- Siendo sede de actividades culturales.
- Moviendo la economía local.
En vez de eso, es un recordatorio diario de cómo se pierde dinero y oportunidades cuando se deja algo abandonado.
Faro de Los Morrillos
- Acceso parcial: puedes visitar los alrededores, pero el interior sigue cerrado.
- Es uno de los íconos turísticos más potentes del país… a medias.
Mientras tanto:
- Cambian leyes para acelerar proyectos privados.
- Se anuncian cosas bonitas en conferencias de prensa.
- Pero Faro y Coliseo siguen sin operar a su verdadera capacidad.
No es política.
Es matemática: lo que se cierra, se pierde.
Y lo que se pierde, lo terminamos pagando todos.
3. Rayos de luz que hay que cuidar (y no dejar solos)
Dentro del revolú, también pasan cosas buenas que hay que mencionar y proteger.
3.1 Plaza del Mercado y negocios “zero waste”
Negocios como Por Onza trajeron a Cabo Rojo algo importante:
- Comprar a granel.
- Menos plásticos.
- Más conciencia con la basura que generamos.
Eso pone al pueblo en sintonía con tendencias mundiales de:
- Sostenibilidad.
- Consumo responsable.
- Cuidado del ambiente.
No es solo “una tienda nueva”.
Es una nueva forma de consumir que, si la apoyamos, reduce presión sobre vertederos y bolsillos.
3.2 Alumbrado solar y mejoras de seguridad vial
En Boquerón se vieron:
- Luminarias solares nuevas en áreas oscuras.
- Espejos de seguridad en curvas peligrosas.
- Mejor rotulación en zonas escolares.
Son mejoras puntuales, pero salvan vidas.
Y hacen que el pueblo se sienta menos abandonado en la noche.
3.3 Más hogares y negocios apostando por la energía solar
Ante la inestabilidad de la red eléctrica, muchas familias y comercios dijeron:
“Aquí no podemos seguir esperando.”
Y empezaron a instalar:
- Placas solares.
- Sistemas de batería.
- Soluciones híbridas para no depender 100% de la red.
Empresas locales como MES y otras han jugado un rol grande en educar y ayudar a dar el brinco.
Eso no arregla el sistema eléctrico central.
Pero sí baja la ansiedad diaria de muchos hogares y negocios.
4. ¿Y ahora qué? 2025 nos dejó varias lecciones claras
Este año nos recordó tres verdades sencillas:
- Lo que mejora, mejora porque alguien se fajó. No ocurre por magia ni por “anuncio bonito”.
- Lo que empeora, empeora porque lo dejamos pasar. El silencio es gasolina para el abandono.
- Nadie viene a rescatar a Cabo Rojo. Ni partido, ni empresa, ni figura. O nos movemos como pueblo, o nos siguen pasando por encima.
5. Cómo podemos actuar en 2026
No todo el mundo puede ir a todas las reuniones, pero todo el mundo puede hacer algo.
Algunas acciones concretas:
5.1 Documentar
- Tomar fotos y videos de lo que está bien y lo que está mal.
- Guardar fechas, lugares, detalles.
- No depender solo de memoria o bochinche.
5.2 Compartir con intención
- No compartir solo para quejarse.
- Compartir para informar, educar y exigir con datos.
- Enviar enlaces, no solo cadenas de WhatsApp.
5.3 Hacer preguntas incómodas, pero necesarias
- ¿Cuándo abre el Coliseo de verdad?
- ¿Cuál es el plan para el vertedero cuando cierre?
- ¿Qué garantía de agua hay para la gente antes de proyectos de lujo?
Preguntar con respeto no es falta de lealtad.
Es sentido común.
5.4 Cuidar lo que sí está funcionando
- Usar el Balneario y dejarlo limpio.
- Apoyar negocios que apuestan por sostenibilidad.
- Respetar espacios públicos nuevos (máquinas de ejercicio, áreas de juego).
6. Cierre: 2026 no puede ser “más de lo mismo”
Si algo nos dejó 2025 es esto:
No todo está perdido.
Pero lo que sigamos permitiendo, se nos va a ir de las manos.
En 2026, el reto es simple:
- Defender lo que mejoró.
- No soltar los temas que siguen mal.
- Apoyar iniciativas que traen datos claros (como timelines, conteos de días cerrados, radar de problemas).
- Y recordar que:
“Se puede… pero no con excusas.”
“20 minutos al día cambian mi vida… y mi pueblo.”
Hecho en Cabo Rojo.
Útil para todos.
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